• Revista Internacional de Investigación en Adicciones 2024 Vol. 10 (1)
  • ISSN versión impresa: 2448-573X
  • ISSN en línea: 2448-6396
  • DOI: 10.28931/riiad.2024.1.07
  • Recibido: 17 de enero de 2024
    Aceptado: 8 de marzo de 2024

Artículo original

Developmental Strengths That Prevent Substance Use in Adolescents

María Enriqueta Sánchez Hernández 1 https://orcid.org/0000-0003-1043-4905 , Patricia Andrade Palos 2 https://orcid.org/0000-0003-0072-1169

1 Facultad de Psicología. Universidad Anáhuac.

2 Facultad de Psicología. Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Autor de correspondencia:
María Enriqueta Sánchez Hernández Av. Universidad Anáhuac 46, Col. Lomas Anáhuac, Huixquilucan, C.P. 52786, Estado de México. E-mail: enriqueta.sanchezhe@anahuac.mx

Resumen

Introducción: los adolescentes pueden participar en actividades culturales y deportivas que favorecen su desarrollo, o involucrarse en conductas de riesgo (como el uso de sustancias) que obstaculizan su bienestar. La gravedad de los daños que genera el consumo de sustancias a nivel individual, familiar y social justifica el estudio de este fenómeno, a fin de diseñar programas que busquen resolver esta problemática multifactorial.

Objetivo: identificar las fortalezas internas y externas que predicen el no consumo de sustancias en adolescentes tempranos.

Método: se utilizó la Escala de Fortalezas para Adolescentes Tempranos y parte del Cuestionario de Conductas de Riesgo para Adolescentes. Participaron 1003 estudiantes de la ciudad de Xalapa, Veracruz, de los cuales 59.8% fueron mujeres y 40.2% hombres (M = 13 años, DE = .91).

Resultados: para ambos sexos, las fortalezas que predicen el no consumo de sustancias fueron Resistencia a la presión de pares, Amistades sin conductas de riesgo, Supervisión de la madre y Evitar conductas de riesgo; además de la fortaleza Toma de decisiones y Amigos saludables para las mujeres, y la Importancia de la salud y la Influencia positiva entre pares (conducta) para los hombres.

Discusión y conclusiones: los resultados apuntan que desde el Modelo de fortalezas del desarrollo se pueden diseñar programas de prevención para el consumo de sustancias en adolescentes.

Palabras clave: fortalezas internas, fortalezas externas, adolescentes, consumo de sustancias.

Abstract

Introduction: adolescents can potentially participate in cultural and sports activities that favor their development or engage in risk behaviors such (as the use of substances) that hinder their well-being. The severity of the damage that substance consumption generates at the individual, family and social level means that its study continues to try to explain the phenomenon and programs are designed that seek to solve this multifactorial problem.

Objective: to identify internal and external assets that predict no substance use in early adolescents.

Method: the Assets Scale for Early Adolescents and part of the Questionnaire on Risk Behavior for Adolescents were used. 1003 students from the city of Xalapa, Veracruz participated. 59.8% were women and 40.2% men (M = 13 years, DE = .91).

Results: for both sexes the assets that predict the non-use of substances were Resistance to peer pressure, Friends without risk behaviors, Supervision of the mother and avoiding risk behaviors, in Addition to the assets of decision-making and Healthy friends for women and the Importance of the health and Positive influence of peers (behavior) for men.

Discussion and conclusions: the results indicate that from the model of developmental strengths it is possible to design prevention programs for consumption in adolescents.

Key words: internal assets, external assets, adolescents, substance use.

INTRODUCCIÓN

El consumo de drogas es una problemática ampliamente abordada desde diferentes enfoques. Desde el marco de promoción de la salud, las investigaciones analizan los factores de protección (Simón et al., 2020) que reduzcan la vulnerabilidad de los adolescentes ante el consumo, examina aspectos individuales como el sentido de trascendencia o del humor (Callisaya, 2018), y contextuales, como el grupo de pares, la influencia de los padres o el ambiente escolar (Kristjansson et al., 2020).

El enfoque del Desarrollo Positivo de los Jóvenes (PYD, por sus siglas en inglés) estudia las características de desarrollo que promueven conductas saludables (Andrade et al., 2013) y considera que el consumo de drogas es un signo de deficiencia en el desarrollo positivo causado por la ausencia de compromiso con un proyecto de vida, falta de estrategias para responder al estrés familiar y trastornos emocionales o de cognición (Larson, 2000).

En el marco del PYD, Benson en 1990 propuso el concepto de fortalezas del desarrollo (Benson et al., 2007), que se basa en la idea de que la persona se desarrolla en un contexto con el que está en interacción dinámica y plantea que los adolescentes que tienen fortalezas internas y externas se involucran en menor medida en conductas de riesgo, demuestran resiliencia ante la adversidad y son productivos en la sociedad (Benson et al., 1998; Benson & Scales, 2009).

Las fortalezas internas son valores y habilidades, que los jóvenes desarrollan para regularse a sí mismos; las fortalezas externas son oportunidades que los adultos, familia o contextos proporcionan a los jóvenes, son recursos ambientales y características relacionales de los sistemas de socialización (Benson, 2007; Scales, 2006; Theokas et al., 2005).

Andrade et al. (2013) identificaron las fortalezas de estudiantes mexicanos de bachillerato; asimismo, Sánchez y Andrade (2019) realizaron un estudio para conocer las fortalezas que adolescentes tempranos (11 a 15 años) reportaban como protectores del consumo de sustancias. Se encontraron diferencias entre las fortalezas obtenidas en ambos estudios (Andrade et al., 2013; Sánchez & Andrade, 2019) y en las propuestas originalmente por Benson, con respecto al tipo y número de fortalezas, esta variación es congruente con la afirmación de Benson (2007) respecto a que las fortalezas son universales, pero se expresan de manera diferente en cada cultura.

Andrade y Sánchez-Xicotencatl (2018) afirman que la evidencia empírica demuestra que a mayor número de fortalezas menos conductas de riesgo; sin embargo, la mayoría de los estudios que documentan los factores asociados al uso de sustancias hacen referencia a factores de riesgo, en menor medida a factores protectores y escasamente a fortalezas del desarrollo que eviten el consumo. A continuación, se incluyen resultados de investigaciones que estudian el uso de sustancias y su relación con las fortalezas internas y externas.

Los jóvenes que tienen un modelo positivo no parental o relaciones significativas con adultos no pertenecientes a su familia son menos propensos a participar en comportamientos arriesgados como consumir tabaco y drogas (Oman et al., 2007) o tomar alcohol (Culyba, 2016; Scales, 2006). Además, el apoyo familiar percibido modifica la frecuencia de consumo de alcohol y tabaco de los adolescentes (Wang et al., 2016), lo que confirma que los jóvenes con fortalezas externas, como relaciones positivas y buena comunicación familiar, son menos vulnerables a consumir tabaco, alcohol y drogas (Beebe et al., 2008; Oman et al., 2004; 2007).

La sola presencia de los padres no constituye un factor de protección, pues si consumen alguna droga esto favorece que sus hijos adolescentes elijan amistades consumidoras (Wang et al., 2016). Los jóvenes consumidores de sustancias tienden a relacionarse entre sí y modifican su frecuencia de consumo de acuerdo con la de sus amistades (Wang et al., 2016).

La población joven con fortalezas internas asociadas al cuidado de la salud (como hacer ejercicio y cuidar su alimentación) es menos vulnerable a consumir alcohol, tabaco y drogas (Beebe et al., 2008; Oman et al., 2004; 2007). Además, tener proyectos a futuro o aspiraciones académicas son fortalezas internas que ayudan a los adolescentes a tener un menor riesgo de consumir sustancias (Beebe et al., 2008; Dunn et al., 2011; Oman et al., 2004; 2007).

En México se cuenta con poca evidencia empírica que analice las fortalezas internas y externas como aspectos protectores ante el uso de drogas. Algunos estudios demuestran que la supervisión materna y tener amigos que no se involucren en conductas de riesgo son fortalezas externas que ayudan a evitar el consumo de alcohol en los adolescentes (Andrade et al., 2013; Andrade & Sánchez-Xicotencatl, 2018) y de tabaco (Sánchez-Xicotencatl & Andrade Palos, 2019). Respecto a fortalezas internas, la evitación de conductas de riesgo y la resistencia a la presión de pares son factores que ayudan a evitar el consumo de alcohol (Andrade & Sánchez-Xicotencatl, 2018; Andrade et al., 2022) y tabaco (Sánchez-Xicotencatl & Andrade Palos, 2019).

Aunque es escasa la investigación de fortalezas del desarrollo y uso de drogas, son varios los estudios que abordan constructos cuya conceptualización es muy semejante a la de fortalezas A continuación se presentan los resultados de algunos de ellos:

Los adolescentes con mayor supervisión (fortaleza externa = FE) expresada por algunos autores como monitoreo (Duffy, 2014) y por otros como control parental (McCann et al., 2016), tienen menor uso o frecuencia de consumo de alcohol y menor riesgo a tener consumo excesivo (Light et al., 2019). La alta supervisión parental también parece proteger contra el inicio del hábito de fumar (Wellman et al., 2016), el consumo continuo (Silva et al., 2024) y el mayor monitoreo por parte de los padres se relaciona con un menor uso de tabaco (Cheney et al., 2015) y de mariguana (Moon et al., 2014; Morello et al., 2017) en los adolescentes.

En cuanto a la influencia de pares (FE) Duffy (2014) y Morello et al. (2017) hallaron que tener amigos que beben alcohol se asoció con el consumo de este, otros estudios encontraron que los adolescentes con consumo excesivo de alcohol forman amistades con compañeros de clase que tienen un consumo similar (Acosta & Padrós, 2024; Light et al., 2019). Tener amigos que fuman también se asoció con su consumo (Morello et al., 2017), y cuando es mayor el número de amigos que usan mariguana también es mayor el consumo de esta (Moon et al., 2014). La actitud de desaprobación del consumo de tabaco y mariguana por parte de los pares se asocia con un uso reducido y esta tendencia es mayor en las mujeres que en los hombres (Mason et al., 2014).

Respecto a la religiosidad (fortaleza interna = FI), se ha encontrado asociación entre la asistencia a espacios religiosos (Mak, 2019) y la espiritualidad (Debnam et al., 2018) y el no uso de sustancias. También, una mayor religiosidad está asociada a menor uso de alcohol (Charro Baena et al., 2019) y la baja religiosidad se asocia al consumo de cigarros (Gómez-Bustamante & Cogollo-Milanés, 2015; Martínez-Torres & Peñuela Epalza, 2017). Por otro lado, los adolescentes que tienen una toma de decisiones asertiva (toma de decisiones FI) tienen probabilidades más altas de no consumir tabaco (Cheney et al., 2015).

En lo que respecta a la relación entre actividad deportiva y consumo de alcohol se han encontrado datos contradictorios. Por ejemplo, Bjelica et al. (2016) y Tahiraj et al. (2016) afirman que los adolescentes hombres que abandonan los deportes tienen mayor probabilidad de participar en el uso y abuso del alcohol; mientras que en las mujeres el desempeño deportivo incrementa la probabilidad del consumo riesgoso de alcohol (Tahiraj et al., 2016).

Larson y Tran (2014) y Bonell et al. (2016) enfatizan la necesidad de contar con más investigación y diversas muestras y métodos para alcanzar un mayor entendimiento del marco conceptual del desarrollo positivo de la juventud, no sólo en la prevención de conductas de riesgo como el consumo de sustancias sino también en el logro de resultados positivos. Continuar con el estudio de esta problemática social permitirá contar con información útil para generar propuestas eficaces de prevención de consumo de sustancias para los adolescentes.

Ante este panorama, el objetivo de esta investigación es identificar las fortalezas internas y externas que predicen el no consumo de sustancias en adolescentes mexicanos. Además, se analizó si existen diferencias entre adolescentes tempranos hombres y mujeres, respecto a las fortalezas que son variables predictoras del no consumo de sustancias.

MÉTODO

Participantes

En la muestra no probabilística participaron 1003 estudiantes de escuelas secundarias de la ciudad de Xalapa, Veracruz (M = 13 años, DE = .91) 59.8% fueron mujeres y 40.2% hombres. El 61% de la muestra vivía en una familia nuclear, el 32% vivía con su mamá o mamá y hermanos y el 7% restante vivía con su padre o algún otro familiar. Participaron estudiantes de los tres grados escolares (39% de primero, 32% de segundo y 29% de tercero), el promedio de calificaciones con base en el autoreporte de los estudiantes fue de 8.4 (DE = .92).

Instrumentos

Para obtener los datos sociodemográficos se realizaron preguntas acerca de la edad, sexo, promedio académico, grado escolar y con quién vivían los adolescentes.

Las fortalezas internas y externas se midieron con la Escala de Fortalezas para Adolescentes Tempranos (FIE-AT) que es una versión modificada de la Escala de Fortalezas para Adolescentes FIE-A desarrollada para población mexicana (Betancourt et al., 2018). La FIE-AT cuenta con 102 reactivos que evalúan 10 fortalezas internas (Importancia de la religión, Importancia de la salud, Toma de decisiones, Resistencia a la presión de pares, Evitación de conductas de riesgo, Involucramiento escolar conductual, Involucramiento escolar cognitivo, Involucramiento escolar emocional, Competencias interpersonales y Emociones positivas) y 10 fortalezas externas (Apoyo de la madre, Supervisión de la madre, Apoyo y supervisión del padre, Amigos sin conductas de riesgo, Amigos saludables, Ambiente familiar positivo, Amigos solidarios, Influencia positiva de pares en el aspecto conductual, Influencia positiva de pares en el aspecto académico y Modelo de adultos).

Los reactivos tienen siete opciones de respuesta (Totalmente en desacuerdo, Muy en desacuerdo, En desacuerdo, Ni en acuerdo ni en desacuerdo, En acuerdo, Muy de acuerdo, Totalmente de acuerdo). La FIE-AT en el Análisis Factorial Confirmatorio mostró índices de ajuste adecuados, tanto para la subescala de fortalezas internas (CMIN/ DF = 2.56, CFI = .970, TLI = .967, SRMR = .041 y RMSEA = .040) como para la subescala de fortalezas externas (CMIN/ DF = 2.15, CFI = .976, TLI = .974, SRMR = .039 y RMSEA = .034). Ambas subescalas tuvieron coeficientes de consistencia interna adecuados (fortalezas internas λ2 de Guttman = .94, fortalezas externas λ2 de Guttman = .96).

Para medir el consumo de sustancias se utilizaron 14 reactivos referentes al consumo de alcohol, tabaco, mariguana y otras drogas del Cuestionario de Conductas de Riesgo para Adolescentes (Betancourt & Andrade, 2010): 1) ¿Alguna vez te has tomado una copa completa de alguna bebida alcohólica como cerveza, vino, etcétera?; 2) ¿Qué edad tenías la primera vez que tomaste una copa completa de alguna bebida alcohólica?; 3)¿Con qué frecuencia has tomado cinco o más copas de cualquier bebida alcohólica en una sola ocasión?; 4) ¿Con qué frecuencia te emborrachas?; 5) ¿Has fumado tabaco alguna vez en tu vida?; 6) ¿Cuántos años tenías cuando fumaste tabaco por primera vez?; 7) En el último mes, ¿has fumado tabaco?; 8) ¿Cuántos cigarrillos fumas al día?; 9) ¿Has consumido mariguana alguna vez en tu vida?, 10) ¿Cuántos años tenías cuando consumiste mariguana por primera vez?; 11) En el último mes, ¿has consumido mariguana?; 12) ¿Has probado alguna otra droga ilegal (crack, cocaína, anfetaminas, piedra, tachas, etcétera)?; 13) ¿Qué droga has consumido?, y 14) ¿Qué edad tenías la primera vez que consumiste esa droga ilegal?

Procedimiento

Se asistió a escuelas secundarias públicas para informar el objetivo del estudio a las autoridades. Los directivos que aceptaron participar en la investigación permitieron enviar a los padres de familia cartas de consentimiento informado a través de los estudiantes. Los instrumentos se elaboraron en versión electrónica y se instalaron en las computadoras del centro de cómputo de las escuelas. Los alumnos que entregaron el consentimiento informado firmado por sus padres o tutores y que aceptaron participar en el estudio, se presentaron en las aulas de cómputo para resolver los instrumentos durante el horario escolar.

Análisis de datos

Se utilizó el programa SPSS versión 21 para los análisis estadísticos. Se realizaron correlaciones entre las fortalezas internas y externas y el no consumo de sustancias, así como también correlaciones entre promedio escolar, escolaridad del padre y la madre, y tipo de familia (nuclear, monoparental u otra). Ninguna de estas últimas correlaciones fue estadísticamente significativa. Las fortalezas entre las que hubo correlaciones significativas con la variable consumo de sustancias ≥ .20 se seleccionaron y posteriormente se hicieron análisis de regresión múltiple para hombres y para mujeres con el método estándar (Introducir), para examinar si las fortalezas internas y externas predicen el no consumo de sustancias.

La variable consumo de sustancias se calculó sumando las respuestas afirmativas a las preguntas alguna vez en la vida: ¿has tomado una copa completa de alguna bebida alcohólica?, ¿has fumado?, ¿has consumido mariguana? y ¿has probado alguna droga ilegal?”. Se consideraron como variables independientes las fortalezas internas y externas, y como variable dependiente el consumo de sustancias.

Consideraciones éticas

Se informó el objetivo de la investigación a los directivos de las escuelas secundarias, a los padres de familia y a los estudiantes. Una vez que los directivos de las escuelas autorizaron la aplicación de los instrumentos se solicitó la autorización de los padres mediante cartas de consentimiento informado. Los estudiantes participaron de forma voluntaria.

A todos los participantes se les explicó que la información sería anónima, que podrían retirarse de la aplicación en el momento que lo decidieran y que sus respuestas serían utilizadas solo con fines académicos.

El desarrollo de la investigación estuvo bajo la supervisión del comité tutorial del Programa de Maestría y Doctorado en Psicología de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, los miembros del comité evaluaron cada avance del estudio para cuidar los aspectos teóricos, metodológicos y éticos del mismo.

RESULTADOS

Antes de analizar la relación entre las variables fortalezas del desarrollo y consumo de sustancias, se obtuvieron frecuencias de las respuestas relacionadas con el uso de drogas, los resultados se presentan en la Tabla 1. Hombres y mujeres muestran porcentajes similares de consumo experimental de alcohol y tabaco, sin embargo, en el uso de mariguana los hombres casi triplican el porcentaje de las mujeres. Respecto al número de drogas que han probado, más de la mitad de la muestra no ha probado ninguna droga, poco más de la cuarta parte ha probado una sustancia y el porcentaje que ha consumido dos, tres o cuatro sustancias es menor al 10%.

La edad promedio de inicio del consumo de alcohol fue de 12 años, y de inicio del consumo de tabaco fue de 11.7 años. En cuanto a la mariguana, la edad promedio en que los estudiantes la probaron por primera vez fue a los 12.6 años, y respecto al consumo de alguna otra droga ilegal (crack, cocaína, anfetaminas, piedra, tachas, etc.), la edad promedio de inicio del consumo fue de 12.4 años. El alcohol fue la sustancia que tuvo mayor frecuencia en su consumo experimental, tanto en hombres como en mujeres adolescentes, seguido por el tabaco, y por último las drogas ilegales como mariguana y otras sustancias.

Dado que los datos no tenían una distribución normal se analizaron las correlaciones de Spearman (rho) entre las variables y se obtuvo la media y desviación estándar de cada fortaleza para hombres y mujeres. En la Tabla 2 se presentan los datos de las fortalezas internas y en la Tabla 3 los de las fortalezas externas. Tanto para hombres como para mujeres, las fortalezas con media más alta y mayor correlación con la variable consumo de sustancias fueron la fortaleza interna Resistencia a la presión de pares, y la fortaleza externa Amigos sin conductas de riesgo. En las Tablas 2 y 3 se puede apreciar que los adolescentes en todas las fortalezas tuvieron medias por arriba de la media teórica y que los puntajes entre hombres y mujeres fueron similares. Se observó que todas las correlaciones entre consumo de sustancias y fortalezas del desarrollo eran negativas y significativas, excepto en el caso de la fortaleza interna Competencias interpersonales, ya que esta tuvo una correlación positiva y no fue estadísticamente significativa.

Se hicieron análisis de regresión múltiple por sexo para identificar las fortalezas del desarrollo que predicen el no consumo de sustancias. Los resultados se presentan en la Tabla 4 y 5, donde se observa que el tamaño del efecto es grande porque f2 se encuentra por arriba de .35.

La fortaleza interna Resistencia a la presión de pares y la fortaleza externa Amigos sin conductas de riesgo fueron las de mayor poder de predicción del no consumo de sustancias en mujeres y hombres. Ocho de las 20 fortalezas del desarrollo evaluadas fueron predictoras del no consumo de sustancias, y fue mayor el porcentaje de varianza explicada para los hombres (mayor al 30%) que para las mujeres (cerca del 30%).

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

Los datos obtenidos muestran que las fortalezas del desarrollo son variables que predicen un porcentaje importante de varianza del no consumo de sustancias en adolescentes tempranos. Todas las fortalezas internas y externas correlacionaron de manera negativa con la variable consumo de sustancias, excepto la fortaleza interna Competencias interpersonales, que no fue estadísticamente significativa. Estos resultados son congruentes con lo señalado por Benson et al., (1998) y Benson y Scales (2009)respecto a que los adolescentes que tienen fortalezas internas y externas limitan su involucramiento en conductas de riesgo.

Dado que algunos autores han señalado que existen diferencias respecto al número y tipo de fortalezas que los hombres y las mujeres adolescentes reportan (Theokas et al., 2005; Soares et al., 2018), se realizó el análisis de regresión por sexo y se encontraron cuatro fortalezas que son predictoras del no consumo para ambos sexos: Resistencia a la presión de pares (FI), Evitar conductas de riesgo (FI), Amigos sin conductas de riesgo (FE) y Supervisión de la madre (FE). También se encontró que en los hombres la Importancia de la salud (FI) y en las mujeres los Amigos saludables (FE) eran también predictores, esto es congruente con lo reportado por Beebe et al. (2008), Oman et al. (2004) y Oman et al. (2007) respecto a que las fortalezas asociadas al cuidado de la salud protegen a los jóvenes de no consumir drogas. Además, que la fortaleza Importancia de la salud sea un predictor de no consumo en los hombres, va en la misma línea de lo encontrado por de Bjelica et al. (2016) y Tahiraj et al. (2016), respecto a que los hombres que abandonan los deportes tienen mayor probabilidad de consumir alcohol. Por otro lado, que en las mujeres los Amigos saludables sean una fortaleza que predice el no consumo, es discordante con lo reportado por Tahiraj et al. (2016) acerca de que las mujeres que realizan un deporte incrementan su probabilidad de consumo riesgoso de alcohol.

Para hombres y mujeres, la Supervisión de la madre fue una fortaleza externa que predice el no consumo de sustancias, esto es congruente con los resultados de otros estudios en los que se ha encontrado que los adolescentes con supervisión, mayor monitoreo o control consumen con menor frecuencia alcohol, tabaco y mariguana (Andrade et al., 2013; Andrade & Sánchez-Xicotencatl, 2018; Cheney et al., 2015; Duffy, 2014; McCann et al., 2016; Moon et al., 2014; Morello et al., 2017; Silva et al., 2024; Wellman et al., 2016).

Para los hombres, la fortaleza externa Influencia positiva de pares en la conducta, y tanto para los hombres como para las mujeres el contar con amigos sin conductas de riesgo, resistirse a la presión de pares y evitar las conductas de riesgo fueron fortalezas que predicen el no consumo de sustancias. Este resultado es similar a lo encontrado por Andrade et al. (2013) y Andrade y Sánchez-Xicotencatl (2018), y congruente con datos obtenidos en otras investigaciones que señalan que la actitud de desaprobación del consumo de drogas por parte de los pares se asocia con un uso reducido (Mason et al., 2014) y que los adolescentes consumidores tienden a relacionarse entre sí (Wang et al., 2016) y a tener amigos consumidores con hábitos de consumo similares (Acosta & Padrós, 2024; Duffy, 2014; Light et al., 2019; Moon et al., 2014; Morello et al., 2017).

Para las mujeres que la fortaleza en la toma de decisiones sea predictor del no consumo de sustancias es un resultado similar al encontrado por Cheney et al. (2015) que señala que los adolescentes que realizan elecciones responsables tienen probabilidades más altas de no consumir tabaco.

Algunos estudios dan evidencia empírica de que la religiosidad o espiritualidad (Charro Baena et al., 2019; Debnam et al., 2018; Gómez-Bustamante & Cogollo-Milanés, 2015; Mak, 2019; Martínez-Torres & Peñuela Epalza, 2017) y los aspectos académicos (Beebe et al., 2008; Dunn et al., 2011; Oman et al., 2004; 2007) se relacionan con un menor uso de drogas. En esta investigación, las fortalezas Importancia de la religión e Involucramiento escolar conductual, emocional y cognitivo tienen correlación negativa con el consumo de drogas, pero no fueron variables predictoras para no consumir. En futuros estudios se sugiere aumentar el tamaño de la muestra, pues si la influencia entre las variables es pequeña se requieren muestras mayores para que se haga evidente.

Además de las fortalezas, algunas características como la escolaridad de los padres o la conformación familiar (Oman et al., 2007) se ha asociado con la propensión al uso de drogas. En este estudio se realizaron correlaciones entre el tipo de familia (nuclear o monoparental), la escolaridad del padre y la madre y el consumo de sustancias, aunque no se encontraron datos significativos. Las diferencias en los resultados entre esta muestra de adolescentes mexicanos y las utilizadas en las otras investigaciones puede deberse a lo que Benson (2007) señala respecto a que es posible que existan diferencias en cómo se manifiestan las fortalezas en cada cultura, por lo que se sugiere replicar el estudio en muestras de América Latina para conocer las semejanzas y diferencias por la variación cultural y social de cada país.

Dado que algunas fortalezas internas y externas predicen el no consumo de sustancias, y esta información es congruente con los resultados de otros estudios que analizan factores de protección (Simón et al., 2020) individuales (Callisaya, 2018) y contextuales (Kristjansson et al., 2020) como elementos clave del no consumo de sustancias, se puede concluir que los programas de prevención dirigidos hacia población adolescente deben desarrollar habilidades en los jóvenes y generar recursos contextuales que les den apoyo y supervisión.

Continuar con el estudio de los factores protectores que evitan o disminuyen el consumo nocivo de drogas permitirá disminuir las estadísticas epidemiológicas de esta problemática, así como las afectaciones asociadas que perjudican a la población joven. Por último, así como el marco de promoción de la salud busca factores protectores, estudiar la problemática de consumo de sustancias desde el enfoque del Desarrollo Positivo de los Jóvenes, particularmente desde el modelo de fortalezas, permite a los investigadores tener una perspectiva que busca promover conductas saludables (Andrade et al., 2013) y resultados positivos (Larson & Tran, 2014; Bonell et al., 2016), y dejar de lado la visión patológica desde la que históricamente se han estudiado las temáticas que tienen como población objetivo los adolescentes.

La presente investigación tuvo como limitantes que el muestreo fue no probabilístico, de una sola ciudad y, al ser participación voluntaria, existe la posibilidad de que los adolescentes consumidores no aceptaron participar en el estudio. En futuras investigaciones se sugiere que la muestra sea aleatoria y considerar la participación no sólo de adolescentes escolarizados.

Financiamiento

La primera autora durante la investigación recibió beca de manutención por parte del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT).

Conflictos de interés

Las autoras declaran que no existe conflicto de interés.

Agradecimientos

Al CONACYT, por la beca recibida.

REFERENCIAS

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